El 18 de septiembre se celebra el Día del Software Libre. Muchos defienden su uso porque aseguran que funciona mejor. Además, en la mayoría de las ocasiones, es gratuito. Pero, aún más importante que lo anterior, es que defiende la libertad como derecho fundamental del ciudadano.
En un momento en que nuestras vidas están cada vez más dependientes de tecnologías es importante considerar el impacto de la tecnología en ellas, y la importancia de velar por que la tecnología no sea utilizada para limitarnos, sino para ofrecernos oportunidades, innovación y libertad para todas las personas.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas es un conjunto de derechos humanos básicos en los que la mayoría de la gente está de acuerdo. Pero no se suele pensar en los derechos básicos en relación con la tecnología, cuando precisamente nuestras vidas dependen cada vez más de la tecnología. Las tecnologías pueden estar estrechamente relacionadas con la libertad, por ejemplo, las que se usan en los sistemas de votación, en el ocio, en el trabajo, en la educación, en el arte o en la comunicación. Esto significa que las libertades humanas básicas que damos por sentado son tan libres como lo sean las tecnologías que se utilizan en ellas. Por tanto, la transparencia y las tecnologías sostenibles son vitales para garantizar que sean capaces de proteger las libertades del ciudadano.
Un claro ejemplo pueden ser los sistemas de voto electrónico. Si estos sistemas son de código cerrado, si nadie más que los propietarios pueden acceder a su código, al modo en cómo funciona, nadie puede estar seguro de lo que realmente hace ese software. Por tanto, ¿cómo podemos confiar en los resultados? Esto se puede aplicar a cualquier programa de uso diario: si no es libre, no se puede estar seguro de lo que está haciendo. ¿El sistema de correo electrónico envía copias del correo a una tercera persona? ¿Su navegador registra y envía de forma automática su historial de navegación?
La compañía Sony, recientemente, añadió un programa espía a sus CD de música para que se instalara en el sistema Windows en busca de violaciones de derechos de autor. Este comportamiento es una grave violación al derecho a la intimidad. El software cerrado o propietario mantiene el código fuente lejos del escrutinio público, lo que significa que no hay manera de saber exactamente lo que hace. Las tecnologías transparentes tratan de asegurar que todos puedan confiar en los resultados y el funcionamiento de su tecnología.
Otro punto esencial es que las tecnologías sean sostenibles. Con algunas aplicaciones con formatos de datos propietarios, no se puede acceder a la información con otros programas o, incluso, con versiones diferentes del mismo programa. Esto obliga a volver a instalar un programa si se quiere recuperar la información. En cambio, su los datos se almacenan en formatos basados en estándares abiertos, existe la posibilidad de que los datos sean accesibles en más aplicaciones en el futuro. Esto garantiza el acceso al conocimiento sin límite en el tiempo.
Cualquier persona puede instalar software libre en su ordenador personal: el sistema operativo Linux. Éstas son las distribuciones estrictamente libres: Trisquel, Ututo, gNewSense, Musix (destinada a músicos y artistas en general; preparada para la enseñanza artística), Venenux (desarrollada por una comunidad hispanohablante), Dragora, Blag, dyne:bolic (especializada en multimedia).