Twitter, Facebook, Tuenti, blogs, juegos en línea, correos, mensajes, Whatsup… la vida actual es un continuo estrés a causa de la avalancha de información. Muchas personas tienen más relaciones virtuales que reales. Algunos, ni siquiera tienen relaciones verdaderas en el mundo real. Ya se habla de algunas enfermedades relacionadas con la adicción a las redes sociales.
Jake Reilly vivía esta vida hasta que llegó al límite de lo soportable y decidió dejarlo. Como si fuese una droga. Hay que aclarar, en todo caso, que las redes sociales no son malas por sí mismas (ni buenas). Son herramientas y, según el uso que se les dé, pueden ser beneficiosas o perjudiciales. El caso es que este Jake Reilly, harto de tener relaciones virtuales, comenzó el Proyecto Amish: pasar noventa días sin un teléfono móvil, sin correo electrónico y sin medios de comunicación social.
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