Llega el momento de cambiar el ordenador y tenemos un gran dilema: ¿Portátil o sobremesa? Esa es la cuestión, la duda que a todo el mundo se le viene a la cabeza. Los avances tecnológicos permiten una gran movilidad, comprar un nuevo ordenador de sobremesa o inclinarse por un portátil. Los primeros son pesados y no se pueden llevar de una habitación a otra con facilidad, ocupan un espacio fijo en la casa y a su precio tenemos que sumar el monitor. Por otro lado, la oferta de portátiles cada vez es mayor: los hay de todos los precios y para todos los gustos.
¿Merece la pena apostar por los ordenadores de sobremesa? Las opiniones son muy diversas. En general tienen más ventajas de las que muchos se piensan, si bien conviene ponderar su compra porque no son baratos y duran bastantes años. Lo idóneo, como siempre, es tener un fijo y otro portátil, aunque esta opción obviamente no está al alcance de todos los presupuestos.
Nosotros preferimos un sobremesa por varios factores:
– La comodidad y la ergonomía: la posición del cuerpo cuando se escribe en un sobremesa, donde el teclado y el monitor están separados de la torre es la más natural. En un portátil, se fuerza el cuerpo generando problemas de espalda. Además, el teclado es más grande en un sobremesa, lo que escribir con mayor facilidad. El monitor también es más amplio, por lo que cansa menos la vista.
– Las averías: si un portátil se avería prácticamente se tiene que cambiar todo y los recambios son más y llevarla a reparar o sustituirla, sin que nos pasemos varios días sin nuestra herramienta de trabajo, si es el caso.
– Perfecto para el ocio: pocos portátiles están preparados para soportar videojuegos con una buena imagen gráfica, además su precio es bastante alto y su consumo energético desmesurado. Un sobremesa satisfará mucho más las aspiraciones y la experiencia de usuario del jugado.
– La durabilidad: el portátil se transporta de un lado a otro. No obstante, ello también implica posibles accidentes y caídas o que sus componentes móviles sufran movimientos bruscos que los puedan dañar. Discos duros y placas base son sus partes más frágiles. Los ordenadores de sobremesa tienen una vida útil bastante superior.
– Los recambios: el sobremesa dura mucho en un mundo tan cambiante como el de la tecnología. Si se queda pronto anticuado, podemos comprar elementos para sustituir, algo que permite al desencajar los componentes de las ranuras traseras y sustituirlos por otros actuales. Del mismo modo, se puede aumentar la memoria del ordenador si se añade un disco duro adicional, o introducir una tarjeta gráfica mejor o un ventilador más potente que mejore la ventilación. En el portátil estas modificaciones o mejores es prácticamente imposible.
– La eficiencia energética: al ser aparatos grandes, los sobremesas disponen de más espacio interno para que las piezas estén separadas, lo cual alarga la vida útil de la placa base. Un ventilador potente y silencioso es suficiente para que mantenga la temperatura del aparato y su funcionamiento sea óptimo. De esto se deriva que la máquina trabaje menos para conseguir un determinado proceso y consuma también menos energía, por lo tanto es más eficiente.
– La relación calidad/precio: hay portátiles de todos los precios y calidades, pero un buen portátil todavía es caro y las prestaciones no son las mismas que un sobremesa. Por 2.000 euros se puede adquirir un portátil potente fabricado por Toshiba, Sony o Apple, pero también la misma máquina de sobremesa por 800 euros.