Breaking Bad es la serie de moda. Acabó hace unas semanas y Twitter se llenó de opiniones sobre el final, a favor y en contra. En los premios Emmy, ha sido una de las series triunfadoras. Su creador, Vince Gilligan, ha asegurado que la piratería ayudó a la serie, ya que aumentó su popularidad y creó una buena «imagen de marca». Es decir, que ayudó a su promoción.
Sin la piratería, añadió Gilligan, una gran cantidad de personas que ven la serie no lo harían. Por otra parte, reconoció que, si las descargas hubieran sido legales, la gente que ha trabajado en la serie, incluido él mismo, hubiera ganado más dinero. Según datos de Torrentfreak.com, el episodio final se descargó (ilegalmente) más de medio millón de veces.
Gareth Neame, productor ejecutivo de la serie, ha reconocido que el retraso de meses entre la emisión en Estados Unidos y otros países, tampoco ayuda a frenar la piratería. Los fans no pueden esperar tanto. Ha añadido que si las series siguen descargándose ilegalmente, los presupuestos tenderán a bajar y, por tanto, la calidad creativa también.
Otras series, como Juego de Tronos, que se emite en Estados Unidos y, sólo un día después, en el Reino Unido, es más realista respecto a las exigencias de los adictos a las series. Pueden esperar un día y no descargan la serie de manera ilegal.
Calidad y legalidad
Las descargas ilegales son un grave problema que tienen los productores de las series, pero no saben cómo luchar contra ello. La gente está ávida por nuevas series de calidad. Pero hay que pagar a los equipo técnico y artístico e invertir dinero en la producción, si se quiere alcanzar un cierto nivel de calidad.
Pero, por otro lado, las personas que descargan las series y las ven, hablan de ello, y se produce el fenómeno boca a oreja («tienes que ver esta serie, está muy bien»), lo que puede aumentar la compra de DVD u otros formatos de la serie. Un asunto complicado que no se resuelve demonizando las descargas.