En el futuro, los ordenadores no tendrán teclado ni ratón (ni cualquier otro dispositivo físico para introducir datos). Más aún, ni siquiera tendrán pantalla. O, al menos, será tan pequeña que parecerá que no existe. En el futuro, los ordenadores estarán, no en las mesas y escritorios, ni siquiera en los bolsillos: se colocarán en la cabeza como si fueran gorros.
La idea es colocar el ordenador en la cabeza del usuario y darle las órdenes pertinentes a través de la voz. No es una ninguna fantasía propia de la ciencia ficción. Estos ordenadores se podrán usar dentro de unos meses. La compañía Motorola Solution trabaja en el diseño de uno de estos ordenadores del futuro, el HC1.
El dispositivo tiene un aspecto similar a un manoslibres, pero de mayor tamaño, más aparatoso, valga la expresión. En realidad, en la parte superior es poco menos que un casco de ciclista. Se compone de dos partes: el soporte que fija el dispositivo a la cabeza y el ordenador, el núcleo donde se procesará la información, una barra de metal curvada.
La pantalla es mínima y se encuentra frente a los ojos del usuario, que, para verla, debe mirar ligeramente hacia abajo. Para manejar este ordenador de cabeza, se usan comandos de voz: se pueden abrir archivos, revisar el correo electrónico o hacer zoom en una imagen para apreciar mejor los detalles.
Además, este Motorola Solution HC1, como no podía ser de otra forma en esta época donde internet rige todo, ofrece conexiones wifi y Bluetooth.
Útil para sectores como la construcción o la sanidad
Una de las grandes ventajas, lógicamente, es tener las manos libres. Por tanto, una clarísima aplicación de este ordenador será en trabajo o actividades donde se necesita libertad de movimientos en las manos. Por ejemplo, si hay que trepar a un poste para reparar las conexiones de las telecomunicaciones. Así, ingenieros de mantenimiento en lugares remotos, trabajadores de la construcción, arquitectos y personal que traslade mercancías de una nave industrial pueden aprovechar las posibilidades del HC1.
Ya hay una empresa en el Reino Unido, Ikanos Consulting, que quiere usar el ordenador, por lo que está diseñando una aplicación que permita a los profesionales sanitarios ver, desde la ambulancia, los datos médicos del paciente que transportan y que puedan enviar vídeos casi en directo al hospital para que vayan preparando la atención del paciente.
De momento, es poco probable que el ordenador HC1 llegue al público masivo. Pero todo se andará.