Lo bueno de Twitter es que puede ser lo que queramos que sea: un diario, una plataforma de marketing, o simplemente una manera de mantenerse en contacto con gente durante todo el día. Hay que recordar que existen ciertas reglas no escritas pero sí establecidas dentro de la comunidad. Romper estas las reglas no tiene ninguna sanción oficial, pero en el fondo sí que existe dicha sanción: adiós seguidores.
Una de las primeras reglas es no hablar de minucias. A nadie le resulta interesante saber que te duele la cabeza y más si tu Twitter es más bien empresarial. Tus tweets deben ser interesante para los demás, por lo que debes instalar un filtro entre tu cerebro y tu dedo. Procesa tus pensamientos antes de escribir. Por otro lado, recuerda que conseguirás lo mismo no escribiendo nada en todo el día que agobiando a tus seguidores con diez mil pequeñas historias de 140 caracteres.
Si realmente tienes mucho que decir, Twitter no es la plataforma adecuada. Comenzar un blog te permitirá escribir y escribir pero Twitter no es lo más indicado. Tampoco debes hablar de cosas demasiado íntimas. Existen temas que si bien no son terriblemente inquietantes, no son realmente para todos los seguidores. En estos casos, utiliza el mensaje directo.
No robes pensamientos. De vez en cuando, se encuentra el humor, el ingenio y la sabiduría en Twitter. Compártelo con tus amigos por todos los medios pero explica quién es el autor. Tampoco debes limitarte a “recoger” gente. Seguro que quieres seguir a tus amigos, familiares y celebridades pero no es nada recomendable tener un millar de personas en tu lista. Imagínate la pesadez que esto implica cada vez que uno de ellos escriba algo.