Nuevo varapalo a los que tratan de censurar internet. La nueva ministra de Cultura y Comunicación de Francia, Aurélie Filippetti, ha criticado la ley Hadopi (que creó su predecesor en el cargo) que criminaliza las descargas ilegales y las herramientas que ayudan a la tarea.
La ley Hadopi no ha cumplido su misión de desarrollo de la oferta legal, ha señalado la ministra. Los números avalan la tesis: 12 millones de euros anuales y sesenta efectivos es un precio demasiado caro para enviar un millón de correos electrónicos.
La Autoridad de Protección de Obras en Internet (Hadopi, por sus siglas en francés) es la oficina encargada de localizar y avisar a los piratas digitales. El procedimiento consiste en enviarles hasta dos correos electrónicos de advertencia y, si continúan descargando de forma ilegal, tramitar la solicitud para que un juez pueda cortar la conexión a internet de ese usuario.
El nuevo Gobierno presidido por Holande ha pedido un informe sobre las necesidades legales. De momento, no hay ningún internauta en Francia que haya sufrido el último nivel de sanción, tan polémico cuando se tramitó la proposición de ley, que, de hecho, tuvo que ser modificado y que, finalmente, exige que sea un magistrado, y no la administración, el responsable del corte de la conexión a internet.
La suspensión del acceso a internet le parece, a Filippetti, una sanción desproporcionada en relación con el objetivo que se persigue. Ha encargado al expresidente de Canal Plus, Pierre Lescure, la elaboración de un informe sobre los desafíos de la explotación cultural en la era digital. En otras palabras, cómo crear alternativas justas y a un coste razonable a las descargas.
La ministra va más allá de las descargas, enfocando el problema de un modo más general. En realidad, su objetivo es que internet se convierta en una de las fuentes de financiación más importantes de la cultura, de modo que cree puestos de trabajo e impulse la economía.
De momento, la ley Hadopi continuará aplicándose, aunque se limitarán sus recursos. Hay sectores económicos en Francia en los que es más necesario el dinero.