Los días de lluvia muchas veces son un problema para muchas personas. Y es que es muy latoso tener que llevar el paraguas porque, en ocasiones, no se ve bien y se dificulta poder caminar por la calle. Además, siempre se tiene una mano ocupada solo para sujetarlo. Estos problemas tienen ya sus días contados, gracias a un nuevo desarrollo que ha realizado una empresa japonesa. Y es que la compañía Asahi Power Services ha creado un paraguas que no se sujeta y que acompaña siempre a la persona. Es el denominado Free parasol.
El paraguas
El paraguas, en realidad, no tiene nada de novedoso en sí. Y es que el sistema desarrollado se puede aplicar a cualquier tipo de paraguas. Sin embargo, la clave está en lo que hay bajo su tela.
Y es que el paraguas esconde en realidad un dron, que es justo lo que hace que no haya que sujetarlo y que siempre esté encima de la persona para protegerlo de las gotas de lluvia.
Para conseguirlo, el sistema creado funciona con la señal GPS del teléfono móvil de la persona. De esta manera, el dron es guiado con esta señal para seguir los pasos del usuario y que no se moje. Así se facilita también que camine de una manera mucho más cómoda por la calle.
Sin duda, un uso más para los drones que, ahora, pueden utilizarse también para hacer el día a día más cómodo a las personas, que ya no tendrán que tener ocupada una mano tan solo para sujetar el paraguas.
Además, el sistema permite proteger a la persona de la lluvia tanto si se está en movimiento -por ejemplo caminando por la calle o se va en bicicleta- como cuando se tiene que estar en una ubicación quieta para ver por ejemplo un evento deportivo.
Disponibilidad
De momento, todavía se desconoce cuando este paraguas con dron llegará al mercado. La previsión de la compañía es que esté disponible el próximo año. No obstante, su comercialización se realizará de forma progresiva, puesto que en primer lugar se quiere que sea empleado por los jugadores de golf.
El precio tampoco está confirmado, aunque se estima que podría costar alrededor de 30.000 yenes. Es decir, unos 230 euros.
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