Hasta ahora, la navegación por internet más fiable de un continente a otro (o quizá sea más exacto decir de un bloque de tierra a otro) es a través de cable submarino. Explicado de una manera simplificada, tu ordenador manda una señal a un servidor cercano que, a su vez, y a través de ese cable submarino, repite esa señal a un servidor que se encuentra al otro lado del océano, de Europa a América, de América a Asia, etc.
Pero un grupo de investigadores trabajan en una nueva tecnología: internet de alta mar. Un equipo de científicos de la Universidad de Buffalo, Nueva York, han probado con éxito el envío de datos por debajo de la superficie en el lago Erie sin cables. Es un primer paso para una especie de wifi submarino que permitiría la comunicación a través de internet cruzando los océanos del mundo sin necesidad de instalar cables en el fondo del mar.
La tecnología podría tener varias aplicaciones. Por ejemplo, permitiría comunicarse entre sí a los submarinos. También podría servir para detectar y alertar cuanto antes de que se va a producir un tsunami, con lo que se podrían minimizar sus terribles consecuencias. Otros usos serían la detección de bancos de pesca o el conteo del número de mamíferos en una determinada zona del océano.
En un futuro lejano, si la tecnología se desarrolla lo suficiente como para ofrecer una fiabilidad similar al cable, se podría usar este wifi submarino para la navegación normal de internet, el funcionamiento de las redes sociales o el envío de correos electrónicos.
Ondas de sonido
De momento, la ventaja del nuevo sistema es que cualquier persona con un smartphone podría recibir la información. Volviendo al ejemplo de los maremotos, cualquier usuario de un teléfono inteligente se enteraría de que se va a producir uno y tendría más tiempo para avisar a toda la población. Se podrían salvar muchas vidas.
Las conexiones wifi de tierra firma funcionan a través de ondas de radio, que no sirven debajo del agua. En el agua se deben usar ondas acústicas, que sí pueden viajar en el líquido elemento. El equipo de la Universidad de Buffalo ha aplicado el sonar de los submarinos a una conexión a internet.