La tecnología evoluciona mucho más rápido que la agilidad de los responsables políticos. Muchísimo más. Les deja siempre obsoletos, anticuados, de otra época. Cuando aún no todos los colegios de España tienen ordenadores para sus alumnos -sean de sobremesa o portátiles-, algunos ya están pensando en introducir tabletas en las aulas.
Algunos institutos catalanes han decidido dar el salto tecnológico sin más dilación. Se empiezan a introducir las tabletas, más cómodas y útiles que los portátiles en el día de día de un centro escolar. Lo harán (de momento, puede que se unan más los próximos meses) las escuelas concertadas Garbí-Pere Vergés.
Todos los alumnos de ESO de los centros de Esplugues de Llobregat y de Badalona estudiarán con un iPad, la tableta de Apple, a partir del comienzo del nuevo curso 2012/2013. En total, serán 480 chicos los que no tendrán que cargar cada día con pesados (de peso, no de contenido) libros de texto porque podrán estudiar en el iPad.
Con todo, no se desterrarán del todo algunos libros de lectura y cuadernillos de ayuda. Estos centros valoraron cuál sería el mejor dispositivo para su proyecto pedagógico y se decidieron por la tableta en lugar de por un ultraportátil.
El objetivo es mejorar el aprendizaje y los resultados de los alumnos, señala Carles Suero, director del centro de Badalona y uno de los impulsores de la iniciativa. La finalidad es meramente pedagógica.
Durante todo un año han formado a los profesores y han diseñado el plan de aprendizaje. Alumnos y docentes tendrán una aplicación propia que ha desarrollado la fundación UPCnet. En la pantalla de la tableta se abrirá un entorno digital donde se accede a la información del centro. Desde ahí, los alumnos pueden acceden a contenidos y ejercicios de las diferentes materias, así como comunicarse con profesores y compañeros a través del correo, los foros o, incluso, las redes sociales específicas de la escuela.
Pero no sólo servirá para el aprendizaje de los alumnos. La aplicación también es capaz de controlar la asistencia a clase, las reuniones, los menús del comedor, en definitiva, todo lo que compone el funcionamiento normal de un centro educativo.
Los libros, por su parte, son diferentes a los diseñados para un netbook. Algunos profesores que han probado el portátil se quejan del tiempo que pierden para encenderlo, lo poco que dura la batería o la frecuencia con la que se cuelga. Las familias pagarán el iPad, pero, a la larga, saldrá más barato que comprar libros de texto durante toda la ESO.