La palabra spam es una de las más odiadas en la era digital. No es para menos, ya que a nadie le gusta que le sugieran comprar viagra y aparatos para alargar su aparato reproductor. Por suerte ya no nos escandalizamos, la recepción de correo basura es algo muy habitual en todas las cuentas de correo, tanto personales como de empresa. Ninguna se salva.
El otro día un amigo me llamó por teléfono para preguntarme por qué le estaba enviando mensajes en inglés y que no entendía nada. Yo le dije que no le había enviado nada recientemente y entonces fue cuando me enseñó la prueba del delito. Es cierto, estaba recibiendo desde mi cuenta de correo personal, correos supuestamente enviados por mí, pero sin yo ser consciente de ello. ¿Qué ha ocurrido? ¿Es un virus? ¿Me robaron la contraseña?
Bien, aquí pueden darse dos situaciones. La primera es que si el spam que supuestamente has enviado está en la bandeja de elementos enviados de tu correo, la seguridad de tu buzón de correo u ordenador ha sido violada por un virus o un pirata informático. ¿No tienes ningún antivirus instalado?
El 72,1% del correo que se envía en el mundo es spam
Saber si alguien ha entrado en tu cuenta de correo es bastante sencillo en el caso de Gmail, ya que dispone de un sistema de detección de intrusiones, pero con otros servicios no es tan simple como eso. En cualquier caso para poner a salvo tu cuenta sigue estos pasos: cambia la contraseña por una más segura que tenga letras y números de forma combinada, luego actualiza el antivirus y escanea todo el equipo, finalmente comprueba que no haya ninguna regla de reenvío o importaciones de otras cuentas.
La otra situación que puede darse, y que por desgracia es bastante común, es el caso de que los correos de spam no han sido enviados desde tu ordenador o buzón de correo web, entonces alguien está suplantando tu dirección de correo electrónico por alguna técnica más compleja. Aquí no tienes otra solución que investigar por tu cuenta quién puede ser, qué intenciones tiene y tratar de cambiar también las contraseñas. También puedes denunciarlo al proveedor de servicio, aunque difícilmente te solucione el problema. Por suerte, siempre nos quedarán los filtros antispam.