La cámara de carrete más pequeña del mundo


Las cámaras réflex supusieron una verdadera revolución para la fotografía, sobre todo, porque cualquier persona podía aprender a hacer buenas fotos, ya que se veía directa y exactamente la imagen que se estaba fotografiando. La revolucionaria idea era el visor, que no tenía error de paralaje (la imagen que se veía era la que luego salía en la fotografía).

La luz entraba en la cámara y era reflejada por un espejo (de ahí el nombre) y por eso se conseguía saber qué se iba a fotografiar. Era, en definitiva, una opción barata y, sobre todo, cómoda para los aficionados (y para los profesionales que querían llevarse la cámara a todas partes y fotografiar sin pensárselo mucho; los fotoperiodistas fueron especialmente beneficiados por la nueva cámara).

Fue la empresa Eastman Kodak la que presentó la primera cámara réflex en 1972. Presentaba un carrete (analógico, claro) de formato 110. Un tamaño pequeño, muy adecuado para las cámaras de bolsillo. Fáciles de llevar y de cargar. Algunos modelos, de hecho, se llamaron «pocket» (bolsillo).

La película de formato 110, también conocida como 16 milímetros, se encajaba fácilmente en la cámara y, una vez acabado, no era necesario rebobinarlo (a los que sólo hayan usado cámaras digitales, esto tal vez les suene a chino).

Pentax completa la revolución


Pero la definitiva revolución vino de la mano de la marca Pentax, cuando, en 1979 lanzó la reflex más pequeña del mundo, gracias a que usaba una película de 35 milímetros. El modelo 110 auto sólo pesaba 160 gramos. Después, se mejoró con el modelo 110 Súper.

Esta mítica cámara fue fabricada hasta 1983. Admitía diversos objetivos: por ejemplo, un 50/f 2.8 (un 110 mm en cámara de 35 mm) o un 70/f 2.8 (un 140 mm). En fin, que lo único que tenía que hacer el fotógrafo era enfocar y mirar por el visor. Si se encendía una luz amarilla significaba que la luz era escasa; si era verde, que la exposición era la correcta. Así de fácil. Y en analógico. Porque una buena foto está en el ojo del fotógrafo y en la luz de la realidad. Lo más difícil, ahora, sería encontrar el carrete. Pero no es imposible.

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