Cuando comenzó a funcionar Internet sólo había unos pocos nombres de dominios: .org para las organizaciones gubernamentales, .net para los temas de la propia Internet, .com para las web de ámbito mundial y, por último, cada país tuvo su propio código. Pero con la expansión de la red, los nombres de dominios también han aumentado y hemos llegado hasta el punto que incluso la industria del porno va a tener su propia nomenclatura. Nada extraño cuando es uno de los motivos más usados por los internautas para navegar.
Así, los dominios .xxx indicarán las páginas web en las que se aloja porno. Habrá defensores y detractores de esta norma, pero una cosa no se puede negar: de este modo, estarán identificados. Este tipo de dominios están a punto de ver la luz y ya se han comenzado a hacer las reservas pertinentes a través de su patrocinador, ICM Registry.
En principio, estarán disponibles dentro de unos meses y tendrán un coste a partir de 60 dólares. Y parece que van a tener un verdadero éxito, a juzgar por los más de trescientos mil dominios que ya han sido reservados. Y eso que las condiciones para la reserva son especiales. En primer lugar, porque cualquier compañía con otro dominio de primer nivel (como son .com o .net) tiene preferencia. Pero, además, porque las compañías pueden bloquear el registro de dominios que tengan que ver con sus marcas: ninguna empresa quiere que se le asocie (aunque sea erróneamente) con la industria del porno.
El ICANN (Internet Corporation for Assigned Names and Numbers), la organización internacional sin ánimo de lucro que se encarga de la administración de los dominios de Internet, lleva años queriendo poner en marcha esta idea. De hecho, ya lo intentó en 2005, aunque rectificaron por la presión de grupos ultraconservadores. Esta vez, en cambio, son los propios integrantes de la industria del porno los que no lo ven claro.
Liderando las protestas se encuentra la Coalición para la Libertad de Expresión, un grupo que reúne a los productores de porno más poderosos del negocio, casi todos ubicados en California. Se oponen a la medida porque afirman que el uso de estos dominios especiales perjudicará a la industria del entretenimiento para adultos, facilitando la censura y el bloqueo de los sitios que utilicen esta extensión. Razón no les falta, ya que uno de las razones para crear este dominio es facilitar las tareas de filtrado, para que las empresas impidan el acceso a los empleados en horario de oficina y para que a los menores de edad les resulte más difícil acceder a este tipo de páginas.