Piercing en la lengua para manejar la silla de ruedas


Hace años, llevar un piercing no estaba bien visto. Ahora, es moda, y los jóvenes y los menos jóvenes los llevan en los lugares más insospechados. Muchos los llevan en la lengua. Tienen una función meramente decorativa, estética, a lo sumo, cultural, una forma de reafirmar la identidad individual. Unos investigadores estadounidenses proponen una nueva función que puede ayudar a las personas que no pueden mover la mayor parte de su cuerpo y tienen que ir en silla de ruedas.

Se trata de implantar una especie de piercing que, en realidad, es un imán, en la lengua de esa persona. Mediante este imán, el paralítico podrá mover su silla de ruedas mediante el movimiento de su lengua .

Unos sensores captan los movimientos del imán y los convierten en órdenes que trasladan al motor de la silla. Según los científicos, del Instituto de Tecnología de Georgia, la lengua tiene una gran capacidad de movimiento y, con entrenamiento, se puede llegar a ser muy preciso en los movimientos.

La lengua nos permite hablar. Por eso, una buena parte del cerebro tiene la función de controlar la lengua. Por otra parte, las lesiones de médula espinal, que paralizan buena parte del cuerpo de quienes las sufren, no afectan al órgano bucal, ya que se conecta directamente con el cerebro. Los tetrapléjicos, por ejemplo, pueden mover la lengua.


El imán es minúsculo, del tamaño de una lenteja. Produce un campo magnético que se altera al mover la lengua. Los sensores se colocan en las mejillas y detectan la posición exacta del piercing.

Un movimiento para cada diente

Se han hecho pruebas con 23 personas sanas y 11 con tetraplejia. De momento, hay seis posiciones en la boca para controlar seis movimientos de la silla de ruedas. La lengua se convierte en una especie de joystick: si se mueve hacia la mejilla izquierda, la silla gira a la izquierda.

Las personas que sufrían tetraplejia consiguieron realizar las tareas propuestas tres veces más rápido y con igual precisión que con otras tecnologías. Los científicos no quieren parar ahí. Creen que podrían asignar una acción a cada diente. También piensan en movimientos a través de combinaciones de posiciones de la lengua, como los golpes maestros en los juegos de lucha. Según ellos, el número de instrucciones puede ser ilimitado.

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