Los códigos QR están en todas partes, son esos recuadros con puntos negros sobre fondo blanco que pueblan casi todos los anuncios que nos rodean. A través del móvil podemos fotografiarlos y acceder a suculentas ofertas.
Sin embargo, parece que el invento está muy lejos de funcionar. Aunque gran parte de las empresas de publicidad lo utilizan, los usuarios pasan olímpicamente de él. ¿Un fracaso más de la industria publicitaria? ¿Sobresaturación? Un poco de todo. A continuación, más.
Hay que tener en cuenta que los famosos códigos de barras tardaron varias décadas en asentarse. Quizá ocurra lo mismo con los códigos QR, pero no parece que vaya a ser así.
Muy pocos son los usuarios que utilizan su teléfono móvil para fotografiarlos y acceder a las promociones que esconden. Así lo demuestran la estadísticas.
El 84% de las empresas españolas los han utilizado alguna vez, y cerca del 52,9% de las futuras campañas de publicidad los incluirán. Sin embargo, su uso es bajo o nulo. Más bien sirven para dar apariencia de modernidad y de estar a la última.
Éxito en museos y cementerios
Sin embargo, en algunos ámbitos están teniendo bastante éxito. Eso sí, ámbitos reducidos. Por ejemplo, en los museos. Los usuarios que se acercan a una obra escanean el código QR y obtienen información detallada de la obra en el móvil.
En el cementerio la cosa es más curiosa: si el servicio ha sido contratado, la lápida del difunto tiene un código QR que, al escanearlo, nos revela todos los detalles sobre el muerto.
Lo cierto es que se trata de un invento bastante ingenioso y con posibilidades, pero por algún motivo no consigue calar entre el público.
Según los expertos, los códigos QR no tienen éxito en campañas publicitarias porque, en general, no aportan información adicional, cosa que sí ocurre, por ejemplo, en los museos.
Veremos si el invento, patentado en 1994 por Denso Wave, cala en el futuro próximo o se pierde en el mar de fracasos de la tecnología humana.