Quien más quien menos, todos consultamos en algún momento las redes sociales o el correo personal durante la jornada laboral. No hay nada malo en ello… siempre que no suponga estar más tiempo navegando en internet que haciendo la tarea que nos corresponde o que el uso sea dañino para la empresa para la que trabajamos.
La empresa Eroski ha detectado malas prácticas en las redes sociales y quiere erradicar esa actitud. Como muestra, un botón: la encargada de uno de los hipermercados en Almería ha sido despedida por colgar fotos en Facebook relacionadas con su actividad, un motivo de despido avalado por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA): lo considera ajustado a Derecho al haberse quebrantado la «confianza y buena fe, base del contrato de trabajo».
Se sospecha (aunque la propia empresa no lo ha confirmado) que los hechos ocurrieron durante la celebración de la pasada Eurocopa, ya que en alguna de las fotografías la trabajadora vestía una camiseta de la selección española que esos días comercializaba Eroski para sus clientes por la compra en sus establecimientos.
El motivo del despido fue que la encargada subió a Facebook varias fotos junto a otras compañeras en su puesto de trabajo en una actitud poco adecuada, en un tono festivo, simulando, entre otras cosas, que bebían alcohol, tirándose por las mesas y abanicándose con billetes de 50, 100 y 200 euros frente a la caja fuerte de la empresa. Eroski añade que en las fotografías aparecían también mercancías consideradas sensibles por la empresa debido al volumen de robos.
En definitiva, el TSJA opina que dichas fotografías pueden afectar, no sólo al derecho de imagen de la empresa, al aparecer logotipos que la identifican y las tarjetas de identificación, sino también por la actitud de la mujer y la caja registradora abierta. Por su parte, la empresa se quejó en la carta de despido de que las trabajadoras implicadas comprometieron la seguridad del supermercado al permitir que cualquier persona ajena a la empresa tuviera conocimiento del interior de la caja fuerte.
El uso de las redes sociales en el trabajo no tiene por qué ser un problema. Pero, quizá, el abuso, sí.