Las personas con alguna discapacidad física no pueden beneficiarse de los dispositivos electrónicos, algo indispensable para la vida diaria en la actualidad. Para acortar esa brecha tecnológica en la medida de lo posible, se crean nuevos dispositivos o programas informáticos especialmente diseñados para que sean usados por ciegos, sordomudos o personas con movilidad reducida.
Investigadores de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad Autónoma de Madrid han desarrollado una herramienta informática para personas con discapacidad auditiva. Se trata de un sistema que genera mensajes en lengua de signos a partir de textos y voz y los expresa a través del lenguaje corporal de un personaje virtual, un avatar.
Este nuevo programa informático es capaz de generar, de manera automática, mensajes en la lengua de signos creada para las personas sordomudas. La innovación radica en la interacción entre la persona y el ordenador, ya que logra la comunicación a través del lenguaje corporal gracias a un avatar. Se han hecho cálculos precisos tanto en los movimientos de brazos y manos como en la postura corporal y en la expresión facial para que los mensajes sean los correctos.
La herramienta es de gran utilidad para personas con discapacidad auditiva, especialmente, las que nacieron con sordera o la adquirieron en una edad muy temprana, ya que tienen una baja comprensión lectora que les impide obtener información de cualquier texto: su mejor vía de comunicación es el lenguaje de signos.
El grupo de investigación que desarrolla el proyecto pertenece a la Escuela Politécnica Superior de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y lleva más de diez años trabajando en tecnologías de apoyo para personas con diferentes discapacidades. Estos mensajes transmitidos por un personaje virtual tienen cierta característica robótica y artificial. Pero, en realidad, lo mismo ocurre con los programas que «hablan»: el sonido de la voz es excesivamente ar-ti-cu-la-do.
Pero los investigadores han minimizado todo lo posible esa percepción de artificialidad, incorporando elementos paralingüísticos que varían, como el tono, la velocidad de transmisión del mensaje o su intensidad. De este modo, el receptor del mensaje puede saber el estado anímico del emisor y su relación con el contenido que está recibiendo.
Pero no es una tarea fácil, ya que, incluyendo información emocional, se corre el riesgo de desvirtuar el mensaje. El sistema se basa en en el estudio de la tensión muscular, la velocidad y aceleración en los movimientos, y las expresiones faciales.