Existen diferentes tipos de memorias con este nombre pero, en definitiva, su finalidad en la misma: almacenar. Una memoria caché almacena la información utilizada recientemente en un lugar al que se puede acceder muy rápidamente. Por ejemplo, un navegador web como Internet Explorer utiliza una memoria de este tipo para almacenar las páginas, imágenes y URLs de los sitios Web que has visitado recientemente.
Con esta estrategia, el trabajo posterior será mucho más rápido ya que, por ejemplo, las imágenes no tendrán que ser descargadas en tu ordenador de nuevo. Debido a que el acceso al disco duro de tu PC es mucho más rápido, el acceso a Internet será más eficiente con una navegación mucho más rápida por los sitios que ya has visitado alguna otra vez. La mayoría de los navegadores Web te permiten ajustar el tamaño de la memoria caché en preferencias del navegador.
Otro tipo común de memoria caché es la de disco. Esta almacena la información que has leído recientemente en tu disco duro, exactamente en la memoria RAM del ordenador. Dado que el acceso a la RAM es mucho más rápido que la lectura de datos desde el disco duro, esto puede ayudarte a acceder a los archivos comunes y carpetas en tu disco duro mucho más rápido.
Otro tipo de memoria caché es la del procesador. Esta, es la encargada de almacenar pequeñas cantidades de información justo al lado del procesador. Esto ayuda a que el procesamiento de las instrucciones comunes sea mucho más eficiente.