Los ordenadores portátiles ofrecen la posibilidad de podértelo llevar de la oficina, son más cómodos, al ser de tamaño más reducido, se pueden utilizar mientras se ve la televisión o trasladar con facilidad a cualquier otra parte. En definitiva, resultan más versátiles que los ordenadores fijos de sobremesa, pero tienen un gran inconveniente: no son ideales para trabajar en una mesa convencional durante varias horas, especialmente por razones ergonómicas.
Sin embargo, existen soluciones para evitar ese problema, podemos colocar soportes para portátiles que permiten poner la pantalla a la altura necesaria para no someter nuestra columna vertebral a tensiones innecesarias que puede llegar a ser lesivas, especialmente en el cuello o cervicales. En todo caso se recomienda situar el monitor a la altura de los ojos.
El problema de los portátiles es que no permiten separar la pantalla del teclado, pero se puede optar por elevar el portátil y conectar un teclado externo con una entrada USB. Otra alternativa es conectar el dispositivo a otra pantalla externa que nos permita tabajar sn adquirir ninguna mala postura.
La opción más segura consiste en comprar un soporte específico que no tapona las salidas de ventilación, evitando el riesgo de que el portátil se caliente. Algunos de estos aparatos no sólo elevan la base del portátil, sino que también permiten modificar su inclinación, lo que facilita la escritura.