Este proyecto se lleva forjando desde hace tres años, cuando un grupo de desarrolladores decidieron crear el primer smartphone del mundo de comercio justo. ¿Qué significa esto si hablamos de tecnología? Entre otras cosas, código abierto, transparencia en todo el proceso de producción y ofrecer al usuario el control y toda la información de lo que compra.
Fairphone es un teléfono móvil inteligente o smartphone que funciona con Android 4.2, como muchos otros modelos actuales. Cuenta con un disco duro quad-core MediaTek 6589, pantalla qHD de 4,3 pulgadas, cámara de 8 megapíxeles, 16 GB de memoria, batería intercambiable y conexión microSD. Nada espectacular. Lo justo para cubrir las necesidades de la mayoría de los usuarios. Un teléfono de gama media.
Pero lo que diferencia este teléfono del resto no son sus especificaciones técnicas, sino sus valores éticos: su comercialización está abierta al público y el proceso de producción está explicado en el blog del proyecto. Es un teléfono que está liberado para que se pueda usar con cualquier operador y el gestor del arranque está desbloqueado, de modo que se podría incluso cambiar el sistema operativo del teléfono.
La extracción de minerales financia guerras
Pero quizá lo más importante de este teléfono es que no contribuye (ni siquiera indirectamente) a conflictos armados en países en desarrollo o a malas condiciones de trabajo. Muchos móviles necesitan minerales como el estaño y el tantalio para funcionar. Su extracción financia guerras y conflictos en algunos países de África .
De hecho, la idea de Fairphone surge en un viaje del fundador, Bas van Abel, a una región del Congo donde se extraen estos minerales. Tras comprobar lo que ocurría allí, abrió una web para denunciar la situación. Enseguida encontró apoyo en las redes sociales. Desde mayo, vende los teléfonos. La primera partida será de 20.000 terminales. Ya han vendido más de 13.000, sobre todo, en Alemania, Holanda, Austria y Suiza. Se vende en 27 países europeos. En España cuesta 325 euros.