La mejora en las pantallas de móviles, portátiles, eBooks, el iPad, etcétera, buscan una mayor duración de la batería y una mejor visión en las condiciones lumínicas más difíciles. La tecnología más avanzada en este sentido en la actualidad es la pantalla IMOD (Interferometric Modulator Display, Pantalla Moduladora Interferométrica). Este tipo de pantalla se basan en una tecnología denominada MEMS (Micro-Electro-Mechanical System) y ofrece una más que aceptable visión en casi cualquier condición lumínica, además de consumir mucha menos energía que cualquier otra pantalla del mercado.
La tecnología IMOD fue inventada por Mark W. Miles, investigador y fundador de la empresa Etalon, Inc. y cofundador de Iridgim Display Corporation. En 2004, Qualcomm adquirió Iridgim y se hizo cargo de la investigación y desarrollo de este nuevo e innovador sistema. Por fin se va a comercializar con el nombre de Mirasol. La tecnología Mirasol o IMOD (inspirada en fenómenos de la naturaleza como la microcoloración de las alas de las mariposas) promete revolucionar el incipiente mundo de los libros electrónicos (pero también el de otros dispositivos), pues podrán ofrecer color en sus imágenes y vídeos con un bajo consumo de batería y una buena visibilidad en exteriores.
El mayor beneficio de esta tecnología es que permite leer la pantalla en condiciones de luz muy brillante. Si se compara una pantalla con tecnología Mirasol con la pantalla del iPad, la reflectividad de la pantalla mirasol crea una imagen sin reflejos, clara y en color mientras que en el iPad hay que moverse para que los reflejos no cieguen al usuario.
Otro punto a favor para las pantallas Mirasol es el menor consumo de batería. Frente a las alternativas de cristal líquido como AMOLED o LCD/IPS, el consumo de energía de una pantalla Mirasol de 5,7 pulgadas es de poco más de 3,3 julios frente a los 33 de una pantalla OLED o los cerca de 10 que usa una pantalla IPS como la del iPad con el 50% de brillo de fondo.
Este tipo de pantallas están fabricadas con un espejo delgado situado sobre un sustrato transparente, dejando una separación de cientos de nanómetros entre el espejo y el sustrato. Por ello, cuando entra la luz ambiente en la cavidad se refleja en el espejo, interfiriendo consigo misma y produciendo un color resonante determinado por la profundidad de esta cavidad.