Las grandes potencias siguen en guerra. Sólo que no es una carrera armamentística, como la que protagonizaban la extinta Unión Soviética y Estados Unidos. Ahora (quizá más civilizados), la guerra es tecnológica. Ataques a través de internet que pueden poner en peligro la seguridad nacional. Uno de los actores, no ha cambiado, es el país omnipresente, Estados Unidos. El otro, la nueva potencia mundial, China.
Estados Unidos no quiere tecnología china en los móviles. Los mayores fabricantes chinos de dispositivos electrónicos deben ser excluidos del mercado de Estados Unidos porque es una amenaza para la seguridad más poderoso del mundo. Así se declara en un borrador del informe que una comisión parlamentaria del país norteamericano está preparando.
Los servicios estadounidenses de inteligencia quieren vetar a las empresas chinas Huawei y ZTE Corp. Según ellos, los móviles y, en general, la tecnología de estas empresas pueden suponer una amenaza de espionaje.
Huawei es una firma controlada por sus empleados que no cotiza en bolsa y es el segundo mayor fabricante, por ingresos, de routers, switches y equipos de telecomunicaciones, sólo por detrás de la sueca Ericsson. ZTE ocupa el quinto lugar. En cuanto a la posición dentro de la telefonía móvil mundial, ZTE ocupa el cuarto puesto y, Huawei, el sexto. Esta última marca generó alrededor del 4% de sus ventas en Estados Unidos, mientras que ZTE vende entre un 2 y un 3% de sus móviles en dicho país.
Marcas estadounidenses, como Verizon, Sprint y T-Mobile USA, son los que compran estos terminales chinos. En el mercado norteamericano, Apple y Samsung dominan las ventas.
La multinacional china ZTE ha contestado a las denuncias del informe del Congreso de Estados Unidos señalando que la mayoría de los equipos de telecomunicaciones que se usan en dicho país, en realidad, están fabricados en China. También los de empresas occidentales.
Según el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, ni Huawei ni ZTE no colaboraron con la investigación ni explicaron adecuadamente sus negocios en el país norteamericano ni su relación con el Gobierno chino.
ZTE ha asegurado que es la empresa china más independiente, transparente y dedicada al comercio de ámbito global. Los equipos de ZTE son seguros y están evaluados por un laboratorio independiente que es estadounidense. El Gobierno chino defendió a las dos empresas, señalando que han trabajado en el mercado estadounidense de acuerdo con las reglas internacionales. Es curioso que sea el país comunista el que defienda el libre mercado y el capitalista el que ponga trabas.